Lo que va...

El diario EL PAIS de Montevideo, dedicó el Domingo 17 de Enero, tres páginas en su suplemento, a Punta del diablo. Una principal y las dos del centro. En las notas se hace un reflejo de los actuales momentos de auge, del balneario, que surgió como un “pueblito de pescadores” y que en la  actualidad, ha sido “conquistado” por las 25 mil personas que nos visitaron en los primeros días de este Enero.

Siempre que se habla del lugar donde uno vive, es inevitablemente que se entre en la contradicción de quien escribe y ve una realidad y el residente o visitante que puede tener otra visión. La inquietante percepción de que “el pueblito está cambiando y ya no es como antes” es, quizás, un criterio común que nos debe preocupar, a los que conquistan y a los conquistados, ya que si algo cambia, cambia para todos, y si los cambios suceden para perder “cosas y costumbres” todos perderemos. Algo que ya venimos pregonando en esta columna hace un tiempo.

Para todo problema hay solución. No es agradable quedarse con esto de “que no será como antes”. El sol saldrá siempre por este y se pondrá igual. Las playas allí estarán para darnos sus momentos irrepetibles para grandes y chicos. Las rocas y el romper de las olas con sus sonidos, el aire, las lunas, las estrellas y todo aquello que sucede, cotidianamente en este espléndido mundo natural, aquí estará siempre, para los ricos y los pobres, para los inversores y los que no lo somos, para los que vinimos a vivir en paz aquí y para los que empujan para que esto cambie un “poquito”. La naturaleza y su belleza, nadie podrá cambiarla.



Lo que si se podrá cambiar es “lo que el hombre crea”. Si el hombre crea mal, vemos mal, administramos mal y continuamos mal, terminaremos mal. Si el hombre regula, analiza, lucha por su entorno y trabaja para que los cambios no destruyan lo que naturalmente fue y es, allí podremos ser dueños de nuestro destino. No será mirando para los costados, que esto sucederá, habrá que plantearse con responsabilidad lo que NO VA, lo que no va, usualmente afecta a la mayoría, entonces la mayoría se beneficiará.

Me voy a animar a decir algunas cosas que no van. Perder la tranquilidad, no va. La tranquilidad se pierde de muchas formas, con ruidos, con imágenes, con el trato etc. No va, no poder dormir, o de tarde la siesta o de noche por la música o los motores de vehículos que cada día son màs. No va, que un tipo el 4 de Enero a las 8.oo de la mañana esté tirado a 5 metros de la puerta de Rutas del Sol, no va que entren 250 ómnibus x día al centro del pueblo. Ni que los autos bajen a la punta, en vez de caminar 3 o 4  cuadras. No va que en una casa, de dos dormitorios hayan 19 personas, todos sabemos lo que NO VA, entonces tendremos que regular las cosas para cambiar la postura, sino, ya nada será como antes, según pronostican.

Si continuamos aceptando lo que no va, no va a ir para nadie.

Hablemos de algo que tiene que ir, y pronto escribiremos más en extenso de ello.

La pesca artesanal, aquí  está muriendo lentamente, el “pueblito de pescadores” corre riesgo, corremos el peligro de no ver más los botes ni las gaviotas ni los filetes o camarones frescos que salen, aún del mar, eso tiene que IR y es real que suceda, eso hay que protegerlo, cuidemos a los hombres que vivieron siempre de ese trabajo que configuró la imagen de estas costas, de sus cosas de su vida y sus costumbres, no será con 100 permisos de construcción-que bienvenidos sean también, ya que es trabajo para más hombres-que defenderemos esto, defendamos primero la vida de los que ayudaron a forjar esto. Si se termina el “pueblito de pescadores” perderemos la esencia, la magia, la luz de este lugar. Aceptemos que los cambios están llegando, aceptemos que la hora de ver las cosas en conjunto está cerca. No permitamos que perdamos nuestras cosas y menos la memoria de la historia de este lugar, si lo hacemos triunfara lo que no va.



Me preguntarán que hacer? Primero aceptar que hay diversos asuntos que tratar aquí para encarar el futuro, privados, vecinos, visitantes, gobierno, todos juntos enfrentar con serenidad los cambios y regularlos para que esto “no cambie” y las cosas que lo hagan –no podemos evitarlo- que sea solo para bien de todos. Aquí estamos y seguramente podamos ser muchos lo que queremos lo mismo. La hora de aplicar el sentido común está llegando. Digo presente, para lo que mande. Y quiero despedirlos con una frase que se me presentó el otro día. “La verdad se demostrará por sí misma”. Está pidiendo ayuda. Salud.

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